miércoles, 8 de junio de 2011

Indignación

Hace ya tiempo que le doy vueltas a este tema. Llevo al menos un año pensando en lo mismo cada día, y eso es malsano. Al menos, ya me he acostumbrado y puedo pensarlo con frialdad, así que quizá logre explicarlo.

Como supongo que ya es sabido por aquí, llevo algunos años recibiendo clases en la escuela de música. De un tiempo a esta parte, las cosas por ahí han venido revueltas: los profesores pueden pasar meses sin cobrar, implantan una nueva tasas de pago por asignaturas cuando ya estamos matriculados y sin previo aviso, lo que hace que muchos alumnos tengan que irse...Por supuesto, esto no es culpa de la dirección de la escuela, sino de quien quiera que sea el encargado de eso, que siendo una escuela pública, ya se podrá suponer.

He investigado un poco acerca de los profesores, y la sorpresa no me la quita nadie. Uno toca en la filarmónica de aquí, por lo que para él dar clases es casi un hobby. Otra es rusa, habiendo estudiado en un conservatorio ruso, que bien se sabe que son de lo mejor que hay. Otro fue recomendado para asistir a un curso de Yo-Yo Ma {yo, por supuesto no me he atrevido a preguntárselo, pero lleva una foto suya con el susodicho en el interior del estuche de su instrumento, o de su ropero...El caso es que la foto existe} y forma parte de un cuarteto junto con la anteriormente mencionada. Otro, proveniente de Cuba, estudió allí en el conservatorio e iba a ser mandado a Rusia a estudiar, pero se rompieron las relaciones. Antes de venir y cuando aún era joven, ya había logrado tocar en una orquesta.

Así hay muchos profesores en esa escuela: gente con familias, que podrían estar haciendo lo que quisieran en su vida profesional y que, sin embargo, ha decidido quedarse con nosotros. Esa gente ha llegado a estar hasta tres meses sin cobrar, y otros con cobros atrasados. Esta gente, que, reitero, podrían estar haciendo lo que quieran, trabaja en un sitio donde muchas veces no hay ni papel higiénico en el baño.

Vergüenza debería darle al responsable de esta situación. De verdad. Y puede parecer que me gusta quejarme, pero a mí se me caería la cara de vergüenza si, siendo el responsable, supiese esto. Me iría a vivir debajo de una mesa.

Ya puestos a indignarme y a quejarme, expongo también la situación de nuestra escuela de idiomas. Empezaron trasladando los cursos altos de alemán a otra escuela por falta de alumnado para completar un curso. Bueno, fastidia, vale, pero si no se puede poner la clase, no se puede poner.

Lo realmente bueno empezó cuando pusieron el idioma de japonés. Fue un exitazo. Se llenaron dos clases, que eran las que se ofertaban. Duró unos 4 meses. Al quinto ya nos estaban diciendo que no iban a poner un segundo curso. Obviamente, no quisimos estarnos quietos y no estuvimos. Se recolectaron firmas y se consiguió poner UN segundo curso, al que iban a acudir ambas clases de primero. El primer día de segundo, faltaban sillas hasta tal punto que algunos tuvieron que aguantar de pie. Pero bueno, habíamos conseguido que pusieran el curso.

Obviamente, y en vista de las molestias que les causan a algunos ver que otros son felices, se dijo que no iba a haber un tercer curso. También se tomaron las medidas prudentes para conseguir que pusieran este, que al menos es el de certificación. Ese tercer curso termina este mes, y ya no se impartirá más japonés en la escuela oficial de idiomas de aquí, aunque haya gente suficiente como para seguir llenando un curso.

Nos ofrecieron un idioma estructurado en ocho años, y han llegado a impartir el tercero porque se les obligó. Reitero: vergüenza.Y no solo por eso: parece ser que hicieron algo similar con el árabe en una escuela cercana. Me hierve la sangre cada vez que pienso en algo de esto.

Ahora viene el descaro: nosotros sufriendo con estos temas, aparte del posible cierre de una biblioteca por quejas de unos vecinos y unas cuantas brutalidades más, y se ofrece que nos presentemos para eso de la ciudad europea de la cultura 2016. Sabiendo lo que hacen con nuestras escuelas de música, con nuestras escuelas de idiomas y con nuestras bibliotecas, como alguien me pida el voto, le escupo en un ojo.

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