Estoy de una mala leche impresionante. Acabo de volver de clase de música, y mi profesor debe estar impresionado, porque después de ocho años, por fin le he dicho un par de cosas. Para explicarlo bien, tengo que hablar bastante.
Al llegar a la escuela, entré en mi clase, y mi profesor no estaba. Algo bastante normal. Esta vez llegó más tarde que de costumbre, vino y me dijo "En un rato vuelvo, y te hago como si fuera un examen". Bueno, de vez en cuando se larga y me deja sola. Está bien, porque al fin y al cabo estudio, y estoy más tranquila que si estuviese él dentro. Y volvió, pasados tres cuartos de hora, volvió.Me comentó que al final de la clase me iba a dar dinero para que fuera a comprarle un bizcocho {le encantan, y la panadería está a dos calles de la escuela}. Es normal en él mandar a sus alumnos a hacer recados en ese plan, así que bueno. Me intentó hacer algo en plan examen: me pidió dos escalas {una de las cuales no me dio por válida, por dos errores, y no me quejo, porque sé que se podría mejorar, y no creo que el tribunal que me espera sea demasiado compasivo} y el estudio. El estudio, había conseguido que me saliera hoy, pero cuando él estaba no, porque pretendía que lo tocase más rápido de lo que lo había practicado {que, al fin y al cabo, también puedo mejorar}. Me dijo, como siempre, que tenía que tocar con más ánimo {normalmente me dice que parezco anémica, y yo siempre le respondo que lo soy}, pero esta vez me dijo que tenía que tocar con unas ganas equivalentes a las que debo tener cuando intento comerme a mi novio. Yo, medianamente educada como soy, con una muestra astral del respeto por mis...superiores, y acostumbrada como estoy a estas tonterías suyas, me ahorré el soltarle "No voy a aceptar un consejo así de alguien sin vida amorosa" {él es divorciado, y tiene un hijo, al que ahora no ve nunca, no sé si porque le han quitado la poca custodia que tenía, o si porque al chiquillo no le interesa}. También me lo ahorré por no herir sensibilidades. Pero la peor parte, vino cuando me pidió que tocara la sonata que llevo a las clases de acompañamiento. La sonata que llevo tocando más de un año, que me sale bien, pero que admite algunos retoques para darle mayor sentido y sentimiento. Al decírmelo, me apuntó unas nuevas articulaciones en el libro. Con bolígrafo. Tenía un lápiz al lado, y le pedí varias veces de buenas formas que por favor no me escribiera con bolígrafo. Pasó olímpicamente de mí. Genial. Después de eso, acabó la clase, recogí mis cosas, y me largué. La conversación que siguió a la altura de la puerta fue la siguiente:
-¿A dónde vas?
-A mi casa.
-Ya intentas escaquearte. ¿No recuerdas lo que te dije antes?
-Claro.
-Espera que te doy el dinero.
-No.
-¿No vas a ir?
-No.
-¿Por qué?
-Por escribirme con bolígrafo en el libro.
-¿Te enfadaste en serio?
-Pues claro.
-Pero si no es para tanto. ¿Por qué?
-PORQUE BASTANTE ME OCUPO YO DE CUIDAR MI MATERIAL COMO PARA QUE ME LO ESTROPEES.
Porque puede ser que yo no estudie todo lo que debería. Puede ser que no sea la persona más simpática del mundo. Puede ser que me invente cientos de excusas, o que algunas veces vaya desmotivada a clase. Pero nunca, voy a profanar el material de otra persona. Y es verdad, porque cuando él me deja sola en la clase, ni le rompo las partituras, ni le doy patadas a los pianos, ni tiro los contrabajos, ni nada por el estilo. Ni tan siquiera me quejo de que no cumple con todas las funciones que, como profesor, debiera ejercer. Y peores pecados se habrán visto que el de escribirle a alguien con bolígrafo en un libro, pero esque llevo muchísimo tiempo diciéndoselo, e insistiendo, y escribiendo yo misma en mis libros, con los lápices que yo misma me encargo de buscar en la clase. Y me tocó las narices. Y de vuelta a casa, tenía ganas de gritar. De pararme en medio de la calle principal, y gritar tres cosas bien gritadas.
Pero, claro, una no puede hacer eso. ¿Por qué no? Porque es políticamente incorrecto. Una puede reventar, pero si alguien grita en medio de una calle llena de gente por un motivo que nadie conoce, resulta que está loco. Claro. Pues un aplauso para los locos si son los únicos que saben que cuando te sumerges en un montón de mierda que supera la altura de tu cabeza, no puedes respirar.
martes, 13 de abril de 2010
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